Amor en tiempos del coronavirus



Los paradigmas del flirteo cambian y en las últimas décadas con mayor asiduidad. Tal vez como todo lo que nos rodea, la obsolescencia por moda o diseño de las fórmulas para ligar llega cada vez antes.
Nos podríamos remontar al “¿estudias o trabajas?” de hace cuarenta años en la barra de un bar de Malasaña, pero hoy viajemos solo a la era digital conectada.
Todos recordaremos los tiempos de Messenger, Myspace o Tuenti, sin olvidarnos del verdadero origen: los canales de chat basados en el protocolo IRC. Horas y horas de esfuerzo y empeño, táctica y estrategia, pera terminar consiguiendo un contacto real, fiel y prometedor, ante el exceso de oferta exenta de filtro a priori. ¿Qué nos podría decir un simple ‘nick’?
Hablamos del inicio del milenio, y de esos lodos tenemos hoy un buen puñado de parejas. Era el método, ya fuera de manera principal o complementaria, para el ronroneo de los inicios.



Más tarde llego internet 2.0, que en el ámbito de las relaciones amorosas aportó, sobre todo, identificación. Justo lo contrario que en el resto de interacciones en la red, los sistemas para encontrar pareja se profesionalizaron y lucharon contra los troles y los perfiles falsos, logrando que los usuarios realmente interesados en lo propuesto hasta pagaran por ello. Badoo, eDarling, Meetic, POF, Tinder, o Adopta un tío, aparecen en una simple búsqueda en Google. Todas ellas buscan, de una formas u otra, que abones para acceder a su base de datos con todas las posibilidades de filtro, para acertar.
Pero, para todo, la mayoría de la gente está en Facebook e Instagram. No me olvido de Twitter, olé por quién salga a ligar en el microbloggin. Pero las redes sociales bajo el dominio de Mark Zuckerberg son las mayoritarias, y todo el mundo está ahí.
Los privados de estas redes son ahora lo que fueron Messenger y sus copias, pero dentro del filtro actual de verdad, a cara descubierta. Facebook, tal vez, con un corte más serio -sin llegar a ser Linkedin-, e Instagram con un toque mucho más exhibicionista.
Pero no es nuestra intención dar un cursillo para ligar en este artículo, no sabríamos. Hemos contextualizado con la intención de abordar la problemática que se ha planteado con el confinamiento. Es evidente que todos los esfuerzos virtuales están destinados a conseguir una, o varias, citas reales, y que en estos momentos no son posibles. Pensemos también en aquellas parejas incipientes, con cierto trabajo ya hecho en la tarea de conocerse, a los que este parón puede dejarlos en la estacada.
Los más románticos dirán que los trenes solo pasan una vez.
Desgraciadamente no tenemos respuestas ni soluciones para ellos, y menos conforme pasen las semanas.
Sí una duda.
¿Será más fuerte el virus que el amor?


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